La treballadora invisible
Sanja Rahim. (Publicado en el blog de Cristianisme i Justícia) Unas semanas atrás vino a verme una usuaria a la Fundación Migra Studium. En mi trabajo de seguimiento nos centramos en el proceso de búsqueda de trabajo y/o prácticas. Ese día el motivo estuvo relacionado con el hecho de que la usuaria había sido rechazada en varios puestos de prácticas. La causa: la utilización del velo.
A raíz de la negativa por parte de las empresas, su tutora le preguntó si sería posible quitarse el velo, o dicho de otro modo, asimilarse, en las horas de trabajo. Su respuesta consistente con el hecho fue “modificar mi identidad es dejar de existir, no ser yo”.
De la situación aquí expuesta podemos extraer la tesis de que el mercado laboral es un reflejo más del mundo en el que vivimos, aparentemente multicultural y diverso.
Tal y como recoge el Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (nº 111), en el ámbito laboral “toda persona tiene derecho a la libertad de oportunidades, de pensamiento, de consciencia y de religión, esta última ejerciéndola individualmente o colectivamente y profesándola en la esfera pública o privada sin ser motivo de desigualdad de oportunidades o de discriminación”. Pero una vez más, hechos como el narrado demuestran que la equidad de derechos entre personas de origen diverso y/o de identidad religiosa en espacios públicos como el trabajo y la educación sigue siendo un conflicto latente y presente.
A partir de los años noventa y principalmente como consecuencia de la crisis económica, la sociedad ha apreciado un aumento de la movilidad de personas, servicios y mercaderías en forma de flujos migratorios. El inicio del proceso migratorio está vinculado a las necesidades individuales de las personas combinados con una serie de variables decisivas (políticas, históricas o culturales) que obligan a iniciar este desplazamiento. Entre los principales motivos identificamos el deseo de la mejora de calidad de vida y, por extensión, la búsqueda de un lugar de trabajo con condiciones dignas. En este sentido el acceso al trabajo se convierte en un instrumento fundamental para que la persona se sienta integrada plenamente en la estructura social. Ser ciudadanos de pleno derecho implica poder encontrar un espacio de formación profesional, pero también necesita de una vivienda digna, así como poder acceder a la participación política. Todos estos derechos entrelazados son los que permitirán lograr una mayor movilidad ascendente en los ámbitos laborales y sociales.
¿Pero cómo cultivamos las identidades y la diversidad en el mundo laboral cuando se convierte en un obstáculo? ¿Cómo luchamos ante las discriminaciones silenciosas?
La construcción de la identidad es un proceso que se conforma a lo largo de las etapas de una persona (socializaciones primarias y secundarias). En ella también influye la percepción de los demás. El cómo me ven está estrechamente vinculado al reconocimiento y finalmente, al acceso de oportunidades de forma equitativa.
Para evitar que el estancamiento en la movilidad laboral se convierta en crónico e intergeneracional hace falta promover un cambio en la percepción de las personas y las empresas. Estos efectos pueden verse contrarrestados a través del fomento de diversas actuaciones tanto a nivel local como estatal
En primer lugar, es necesario promover y garantizar políticas de equidad y diversidad para la promoción económica y del empleo, especialmente entre jóvenes etiquetados como “segunda generación”. Con el lento pero constante aumento del acceso de la inmigración y personas de origen diverso a estudios superiores es necesario promover su identificación como autóctonos y reconocer los derechos que ya poseen. “El concepto de segunda generación de inmigrantes dibuja una línea imaginaria en la sociedad que causa la invisibilización sin dejar espacio a la heterogeneidad de perfiles”[1]. Si bien este hecho no se para, tanto jóvenes de origen diverso como inmigrantes seguirán ocupando perfiles poco cualificados.
En estrecha relación con el apartado anterior, nos encontramos con la existencia de una segregación laboral en base al origen del individuo que crea estereotipos en los lugares de trabajo afectando a los grupos especialmente vulnerables. Esto provoca una segmentación en cuanto a servicios. Un claro ejemplo lo encontramos en el caso de las mujeres inmigrantes de origen latinoamericano y la ocupación del servicio doméstico. Esta misma segmentación invisible genera que los inmigrantes ocupen lugares de trabajo que la población autóctona no está dispuesta a realizar por las condiciones que a veces de ella se derivan (jornadas largas, salarios bajos, riesgos de seguridad) y que dificultan la progresión laboral hacia un puesto de trabajo de mayor cualificación.
Por último, dando visibilidad a las identidades múltiples y a los símbolos como un elemento positivo sin reducirlo a una historia única como en el caso del hijab, y poniendo en valor las competencias del individuo y sus capacidades interculturales podríamos fomentar la interculturalidad en el ámbito laboral, siendo ésta beneficiosas para la empresa y los trabajadores. Facilitando, por ejemplo, el entendimiento y el conocimiento de personas de contextos culturales diversos, mejorando la comunicación o rompiendo los estereotipos y rumores existentes.
Como bien dice Chimamanda Adichie, “cuando reducimos las historias a un solo hecho, robamos la dignidad, dificultamos el reconocimiento de nuestra igualdad humana, enfatizamos nuestras diferencias, en vez de pensar en nuestras similitudes”[2]. Por este motivo la interculturalidad no es unidimensional. La interculturalidad no debe ser únicamente aplicada en el campo de la educación y de la pedagogía. La interculturalidad es en sí misma beneficiosa y positiva para las relaciones humanas y los vínculos generados entre las mismas.
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[1] López, A. et al (2010). Ressenyes: Juventud e immigración. Desafíos para la participación y para la integración. Revista Papers, 95, 1, pp. 239-244.
[2] Adichie, C (2009). El peligro de la historia única. Extraído de <https://www.ted.com/talks/chimamanda_adichie_the_danger_of_a_single_stor...