Caravanas invisibles
(Servicio Jesuita a Migrantes) La llamada caravana migrante que estos días recorre México, refleja una dinámica que no es nueva y que se viene repitiendo en las últimas décadas en el anonimato. Todos nuestros ojos deben mirar a esta caravana pero también a aquellas caravanas invisibles formadas por miles de personas de Centroamérica que desde hace varios años están llegando a España, y también quedan retenidas en otros países y zonas de la región latinoamericana.
La llamada Caravana Migrante que estos días cruza México con el objetivo de llegar a Estados Unidos son en realidad tres caravanas, en las que hay un total de 7.000 personas, entre ellas numerosas mujeres y niños y niñas. El primer grupo partió de Honduras a mediados de octubre y está formada sobre todo por personas procedentes de este país (un 85%), aunque también hay personas de Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Durante el trayecto por Centroamérica y México la caravana ha sufrido de presiones gubernamentales, criminalización por parte de la sociedad y las instituciones, detenciones y repatriaciones, y también desapariciones y secuestros. Recientemente un primer grupo ha alcanzado la frontera con EE. UU. de Tijuana.
Tal y como ha manifestado la Red Jesuita con Migrantes latinoamericana (RJM-LAC), Honduras es un Estado con déficit democrático, con altos índices de corrupción, limitación de libertades públicas y persecución a defensores de derechos humanos. Además, existe un imparable crecimiento de la pobreza: el PIB hondureño es diez veces inferior al de EEUU y el índice Gini de desigualdad muestra que un 60,9% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y el 38,4% en condiciones de pobreza extrema.
A estos factores se une la realidad de un país extremadamente violento, cuyo índice anual de homicidios es de los más elevados del planeta (56 por cada 1000.000 habitantes, en España es de 0,7). Esta violencia responde, entre otras causas, a los elevados niveles de impunidad, el alto índice de desempleo juvenil (el 53% de jóvenes están desocupados), la presencia de maras y bandas criminales organizadas y una creciente presión del narcotráfico. Por otro lado, en términos de acceso a educación y salud, Honduras ocupa en el IDH (Índice de Desarrollo Humano) el lugar 133 de 189 países y un 11,1% de la población es analfabeta.
La respuesta de los Gobiernos de México y Estados Unidos ha resultado en el endurecimiento de las políticas migratorias, que conlleva el incremento de la peligrosidad de la ruta que atraviesa el país mexicano, poniendo a la población migrante en una situación de enorme vulnerabilidad y atropellando su integridad física, psicológica y sexual. Según datos de la OIM, el incremento de personas hondureñas retornadas desde México entre los tres primeros meses de 2017 respecto a los de 2018 ha sido del 52,8%, muestra de la incoherencia de la gestión migratoria del país que a su vez sufre las mismas políticas en el norte por EE. UU.
Además, el presidente de EE.UU. Donald Trump ha movilizado a las tropas en la frontera y ha tachado a los integrantes de la caravana de criminales y de representar una amenaza a la seguridad del país. No solo eso: el gobierno estadounidense ha suspendido la posibilidad de conceder asilo a aquellas personas que entren “ilegalmente” en el país. Estas políticas ponen en riesgo los acuerdos internacionales sobre derechos humanos, movilidad y protección, además de agravar la situación de las personas migrantes de la caravana al ser objeto de criminalización.
Una situación similar se da en España, uno de los países donde más personas centroamericanas solicitan asilo y cuya tercera nacionalidad extranjera en aumento en 2017 fue la hondureña. El pasado año casi mil personas hondureñas solicitaron protección internacional en España, y solo fueron resueltas 30 solicitudes, todas las cuales fueron rechazadas. Las personas que llegan a España huyendo de la situación de violencia y empobrecimiento generalizados no ven satisfechas sus necesidades y sus derechos de protección en nuestro país.
Por ello desde la campaña Hospitalidad, formada por entidades sociales jesuitas de cooperación y migraciones que mantienen fuertes lazos con organizaciones hermanas en Latinoamérica, lanzamos cinco propuestas principales sobre las Caravanas Invisibles:
- Dotar de recursos de atención humanitaria y protección a los migrantes centroamericanos.
- Ir a la raíz del problema: reconocer las causas del desplazamiento y sus causantes.
- Cambiar el sistema de asilo en España.
- Promover una cultura de Hospitalidad entre los pueblos y los seres humanos.
- Contemplar la migración como una oportunidad y un derecho
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